Un grupo de investigadores de la Escuela Técnica Superior de Edificación de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) han analizado las condiciones de calidad del aire y confort térmico en los espacios interiores de los colegios para evaluar si estos están o no preparados para hacer frente a los efectos del cambio climático. Para llevar a cabo el estudio, se tomó como modelo varios centros escolares de la ciudad de Palma, en los que se realizaron mediciones de calidad del aire y confort térmico. Una de las conclusiones del estudio es la falta de confort térmico en las aulas y unos niveles de CO2 superiores a los recomendados.
En los países desarrollados, las personas pasan entre un 75 y 90% de su tiempo en espacios interiores; por lo que la calidad del aire interior es esencial para la salud y el bienestar de los ocupantes. En el caso de los niños, esto se traslada a los colegios, donde pasan entre un 25% y un 30% de su tiempo. De ahí la importancia de que estos espacios cuenten con las condiciones adecuadas para garantizar el bienestar de los menores y para favorecer su rendimiento académico. En este sentido, este grupo de investigadores ha analizado la calidad del aire y confort térmico para evaluar si estos edificios cuentan con la estructura adecuada para hacer frente al cambio climático.
Los investigadores de la UPM escogieron la isla de Mallorca para llevar a cabo el estudio. Lo primero que hicieron fue estudiar la calidad del aire y las condiciones térmicas interiores en cinco aulas de educación primaria de un centro (de los seis escogidos para llevar a cabo el estudio completo), y la relación con los contaminantes exteriores y las condiciones meteorológicas. Se realizaron las mediciones durante el mes de junio de 2023 colocando un sensor de calidad del aire en las aulas para registrar los valores de CO2, de compuestos orgánicos volátiles, temperatura y humedad relativa interior, además de los valores exteriores de la red balear de vigilancia y control de la calidad del aire exterior y las estaciones meteorológicas de AEMET y Ecowitt cercanas.
Una vez realizada dicha prueba, los investigadores iniciaron la campaña total en los otros centros, teniendo en cuenta la influencia del año de construcción, los sistemas constructivos, el diseño interior y el tipo de ventilación, entre otros. Cabe destacar que la mayoría de los colegios se construyeron antes de la implementación del Código Técnico de la Edificación y no han sido fruto de renovaciones integrales.
Calidad del aire y confort térmico
Los resultados del estudio muestran que, pese a que en algunos aspectos los colegios sí reunían las condiciones adecuadas, en otros aún queda mucho trabajo por hacer para que la situación sea buena. Así, las mediciones muestran que, aunque la mayor parte del tiempo el CO2 se mantiene en rangos inferiores a 1.000 ppm, valor recomendado por ciertos organismos internacionales, se observan picos de concentración alcanzando las 7.000 ppm, es decir, siete veces el valor permitido.
Para los investigadores, los resultados ponen de manifiesto que, en muchos casos, las aulas se encuentran sobreocupadas y que la ventilación natural es insuficiente para mantenerse en unos niveles adecuados de calidad del aire.
Por otro lado, la influencia de la humedad en la sensación térmica tanto en verano como en invierno muestra la falta de confort térmico en las aulas debido a la falta de climatización, a las condiciones constructivas de las aulas y a su masificación.
Ante estos datos, los investigadores proponen soluciones que pueden mejorar el confort térmico de los edificios y plantear mejoras en la calidad del aire. Para ello, se estudia la aplicación de pinturas o revestimientos con características adecuadas para captar el CO2 y demás COV que se encuentran en las aulas y permitir mantener los niveles en el rango aceptable, así como de mantener las condiciones higrotérmicas adecuadas.
Aunque la muestra de estudio es reducida, la importancia de este trabajo radica en que pone de manifiesto la importancia de evaluar detenidamente los edificios escolares y adaptarlos a las nuevas condiciones climáticas.