Algunos indicadores de pobreza energética en España en 2023 muestran mejoría, según un informe

La pobreza energética se modera en España en 2023, según un informe de la Universidad Pontificia Comillas

Los investigadores de la Cátedra de Energía y Pobreza de la Universidad Pontificia Comillas han presentado su último informe de indicadores de pobreza energética en España 2023. Según el informe, disponer de energía asequible sigue siendo un reto para millones de hogares en España en 2023, aunque algunos indicadores muestran una ligera mejoría.

Roberto Barrella y José Carlos Romero, investigadores de la Cátedra de Energía y Pobreza de la Universidad Pontificia Comillas, durante la presentación del informe.

Los datos más llamativos del informe muestran que el número de hogares que no pudieron mantener una temperatura adecuada durante el invierno creció hasta el 20,7% en 2023. Además, pese a la moderación de los precios de la energía en 2023 tras los picos de 2022, el alivio en la presión sobre los hogares vulnerables no ha sido suficiente. Por ello, el 17% de los hogares dedicaron más del doble de la media nacional a cubrir sus necesidades energéticas, sin embargo, el indicador basado en el ingreso mínimo estándar (MIS) mostró una ligera mejora, situándose en 12,7%.

Moderación de la pobreza energética

El informe destaca algunas conclusiones para los indicadores de pobreza energética en España en 2023. En cuanto a los indicadores subjetivos: retraso en pagos y temperatura inadecuada, los resultados para 2023 son, respectivamente, 9,58% (4,6 millones de personas aproximadamente) y 20,71% (10 millones de personas aproximadamente), frente a los 9,23% y 17,08% que se obtuvieron en 2022.

Dentro de la dimensión de gasto desproporcionado se han calculado dos indicadores: 2M y MIS. El primero identifica como hogares en pobreza energética a aquellos cuyo porcentaje de gasto en energía sobre sus ingresos netos es mayor que el doble del de un ‘hogar medio’ (media nacional). El segundo indicador utiliza un umbral absoluto basado en una renta mínima estándar, concretamente el SMI, para identificar a estos hogares. Los resultados obtenidos son, respectivamente, 17,01% (3,3 millones de hogares aproximadamente) y 12,74% (2,5 millones de hogares aproximadamente) frente a los valores obtenidos para 2022: 16,83% y 13,14%, respectivamente. Las dos métricas muestran diferente tendencia. Mientras que el indicador 2M empeora, el MIS mejora.

Desde la perspectiva de la pobreza energética, en el año 2023 los indicadores relativos de gasto desproporcionado e infra consumo aumentaron, pero lo hicieron porque los umbrales relativos que los definen hicieron más fácil caer dentro de la pobreza energética. Aunque algunos indicadores muestran signos de mejora, gracias en parte al mantenimiento de las políticas de apoyo como bonos sociales y prohibición de cortes, el panorama sigue siendo preocupante. La no disminución en los hogares que no pueden mantener una temperatura adecuada o el estancamiento en los retrasos de pago reflejan que, aunque se avanza, el reto sigue siendo mayúsculo.

El informe subraya la importancia de seguir implementando medidas que garanticen el acceso a una energía asequible para los hogares vulnerables con el objetivo de reducir, entre otras cosas, el porcentaje de la población que tiene retrasos en el pago de las facturas energéticas (9,6%).

 
 
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