El Centro Común de Investigación (JRC) de la Comisión Europea ha publicado el informe ‘¿Quiénes son pobres energéticamente en la UE?’, donde hace un análisis exhaustivo de la distribución y perfiles de la pobreza energética. Para ello, utilizan cuatro indicadores de pobreza energética, dos subjetivos y dos basados en gastos, procedentes de dos encuestas de hogares diferentes.
Con el aumento de los precios globales de la energía en 2022-2023 y los desafíos de equidad de la transición verde, la pobreza energética vuelve a estar en el primer plano de los debates de política económica en Europa. Sin embargo, la ausencia de consenso sobre la medición de la pobreza energética complica la formulación y evaluación de políticas en este ámbito.
Pobreza energética en la UE
El informe ofrece una evaluación integral de la magnitud, distribución, superposición y perfiles socioeconómicos de los ‘pobres energéticamente’ según cuatro indicadores de pobreza energética basados en microdatos armonizados para los 27 países de la UE. Se trata de dos indicadores subjetivos ampliamente utilizados basados en EU-SILC y dos indicadores de gasto basados en EU-HBS.
Al hacer coincidir los gastos de consumo de los hogares a un nivel muy desagregado desde EU-HBS con EU-SILC, se ofrece un análisis sobre en qué medida los hogares de la UE se clasifican como pobres energéticamente según uno o más indicadores. Los hallazgos revelan una superposición mínima entre los indicadores de pobreza energética, en línea con estudios previos específicos de cada país.
También se han explorado los perfiles de gasto de los hogares con pobreza energética e identificado presupuestos muy ajustados, lo que sugiere muy poco margen de maniobra para responder a los altos precios de la energía, pero también de los alimentos o el transporte. Por lo tanto, el informe destaca que se necesita más investigación para comprender mejor la intersección de vulnerabilidades en diferentes dimensiones afectadas por la crisis energética global y la transición verde.
En conclusión, el estudio subraya la complejidad de medir y abordar la pobreza energética dentro de la UE. Destaca la necesidad de un uso cuidadoso de los indicadores de pobreza energética en relación con la distribución del ingreso para tratar de garantizar que nadie ‘quede atrás’ en la transición verde. Además, los resultados brindan información valiosa para futuras investigaciones y diseño de políticas destinadas a abordar la pobreza energética y promover una transición justa.