Reemplazar calderas por bombas de calor ahorraría un 36% en los hogares, según un estudio del JRC

Bomba de calor instalada en un exterior.

El informe ‘The Heat Pump Wave: Opportunities and Challenges’ del Centro Común de Investigación (JRC) de la Comisión Europea recoge el análisis del impacto potencial de la fabricación e instalación de bombas de calor a gran escala. Señala que las bombas de calor emiten menos Gases de Efecto Invernadero (GEI) y ofrecen una mayor eficiencia que las calderas tradicionales que funcionan con gas o petróleo, lo que suele reducir las facturas de calefacción. El documento señala que se podría reducir el consumo energético de los hogares en un 36%.

Las bombas de calor representaron una cuota de mercado del 21,5% en el año 2021.

El análisis indica que la presión adicional sobre las redes eléctricas debido a la mayor demanda de electricidad en términos de combinación de generación de electricidad y precios de la energía será relativamente moderada y puede mitigarse aún más con la integración de controles inteligentes.

El estudio concluye que, si bien existen barreras, en general, el cambio de calderas de combustibles fósiles a bombas de calor, alimentadas por electricidad, no solo será más saludable para el planeta, sino que también fortalecerá la seguridad energética de la UE y, por lo general, reducirá las facturas de calefacción. La necesidad de una rápida aceptación de las bombas de calor para la calefacción residencial requerirá un grupo de instaladores y técnicos calificados, lo que presenta la oportunidad para la creación de nuevos puestos de trabajo y, al mismo tiempo, el desafío de garantizar un número suficiente de profesionales calificados.

Reducción del consumo energético y de las emisiones de CO2

Según el análisis, teniendo en cuenta que hay aproximadamente 68 millones de calderas de gas y 18 millones de gasóleo en edificios residenciales en la UE, es necesaria una rápida ampliación de las bombas de calor, pero presenta algunos desafíos. Reemplazar 30 millones del total de 86 millones de calderas residenciales de combustibles fósiles por bombas de calor podría reducir el consumo final de energía de esos hogares en un 36% y sus emisiones de CO2 en un 28%.

El ambicioso objetivo también presenta una oportunidad para la industria europea de bombas de calor. La industria está bien establecida y es innovadora, es líder mundial en varios segmentos de bombas de calor. Sin embargo, queda por ver si la industria europea puede escalar lo suficientemente rápido para satisfacer la demanda.

Actualmente, la UE ocupa una posición sólida en innovación, pero se necesitan esfuerzos para mantener esta ventaja, especialmente a medida que la creación de valor se mueve cada vez más hacia la digitalización y la integración de sistemas. Además, la competencia, particularmente de China, está creciendo.

Bombas de calor para alcanzar la descarbonización

En 2021, las bombas de calor representaron una cuota de mercado del 21,5% de todos los sistemas domésticos de calefacción individual utilizados para sistemas de calefacción de espacios, aunque distribuidos de manera desigual entre los países de la UE. Finlandia tenía una cuota de mercado del 97%, mientras que Alemania y los Países Bajos solo tenían el 16% y el 13%, respectivamente.

La cadena de suministro de bombas de calor de la UE sigue siendo vulnerable en algunas áreas, incluida una gran dependencia de los compresores y semiconductores importados. También hay una falta de instaladores y técnicos de servicio calificados, necesarios para evaluar el tipo de instalación y su viabilidad, y los costos iniciales sustanciales podrían ser inasequibles para los hogares de bajos ingresos.

Además, la eliminación gradual de los gases fluorados (gases F), potentes gases de efecto invernadero utilizados como agentes refrigerantes, debe lograrse a corto plazo para evitar emisiones directas adicionales de las nuevas bombas de calor instaladas.

Las bombas de calor están emergiendo como una solución crucial para lograr los objetivos de descarbonización de la UE y la independencia de los combustibles fósiles de Rusia para 2030, así como su ambición de abordar la pobreza energética debido a las facturas de energía más bajas.

Para facilitar y acelerar el despliegue de esta tecnología, la Comisión Europea está trabajando en el Plan de Acción de Bombas de Calor, que refuerza la asociación entre la Comisión, los países de la UE y el sector. También pretende mejorar la comunicación con todos los grupos de interés y facilitar la asociación de habilidades para implementar bombas de calor; y garantizar un marco regulatorio y político favorable y una financiación accesible.

 
 
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