Las inversiones globales en eficiencia energética, como la renovación de edificios, el transporte público y la infraestructura de automóviles eléctricos, alcanzaron los 560.000 millones de dólares en 2022, un aumento del 16% con respecto a 2021, según el último informe de mercado ‘Energy Efficiency 2022’ de la Agencia Internacional de la Energía (IEA, por sus siglas en inglés).
El texto recoge, además, que las acciones de eficiencia energética se han acelerado a nivel mundial en 2022 a medida que los gobiernos y los consumidores han recurrido cada vez más a medidas de eficiencia como parte de sus respuestas a las interrupciones del suministro de combustible y los precios récord de la energía, lo que indica un posible punto de inflexión después de varios años de lento progreso.
Reducción de la factura energética
El análisis de la IEA encontró que, gracias a las acciones de eficiencia energética tomadas desde el año 2000, las facturas de energía totales en los países de la IEA en 2022 serán 680 mil millones de dólares inferiores de lo que habrían sido de otra manera, o de alrededor del 15% de su gasto total de energía este año.
Los datos preliminares indican que en 2022 la economía mundial utilizó la energía un 2% más eficientemente que en 2021, una tasa de mejora casi cuatro veces mayor que la de los últimos dos años y casi el doble de la tasa de los últimos cinco años.
Se estima que 2022 podría marcar un punto de inflexión vital para la eficiencia, que es una de las áreas clave para los esfuerzos internacionales para alcanzar cero emisiones netas para 2050.
Uso eficiente de la energía
La crisis energética mundial provocada por la invasión rusa de Ucrania ha aumentado drásticamente las preocupaciones sobre la seguridad energética y el impacto inflacionario de los precios más altos de la energía en las economías y los medios de subsistencia de las personas en todo el mundo. El informe de la IEA destaca que un uso más eficiente de la energía es la primera y mejor respuesta.
La mejora de este año se produce después de que la COVID-19 condujera a dos de los peores años de la historia para el progreso de la eficiencia energética mundial, con ganancias anuales que cayeron a alrededor del 0,5 % en 2020 y 2021.
Los factores clave incluyeron una mayor participación de la industria de uso intensivo de energía en la demanda de energía. Además, otros sectores sufrieron el impacto y se generó un ritmo más lento de remodelaciones y mejoras en edificios y fábricas.
El progreso de la eficiencia energética ya se había desacelerado antes del inicio de la pandemia, y la tasa global de mejora cayó del 2% en la primera mitad de la última década al 1,3% en la segunda mitad. Las mejoras de eficiencia deben promediar alrededor del 4% al año en esta década para alinearse con el escenario de emisiones netas cero para 2050 de la IEA. La calefacción, por ejemplo, se está acelerando y se estima que solo en Europa se venderán en 2022 casi tres millones de bombas de calor.