Las obras de la central de calor de la Txantrea que introducirá biomasa forestal de origen local como principal fuente energética, con capacidad para abastecer de calefacción y agua caliente a 4.500 viviendas y edificios dotacionales públicos de este barrio pamplonés, han comenzado. La central de calor, que estará plenamente operativa a mediados del año 2023, está apoyada por el Gobierno de Navarra y será el eje transversal del proyecto Efidistrict Txantrea, cuyo objetivo es la rehabilitación energética integral y la regeneración urbana de este barrio de Pamplona.
La central de la Txantrea se construirá en dos fases, con una inversión total de 13,7 millones de euros. De esa suma, 6,8 millones serán aportados por Nasuvinsa y financiados al 50% por esta sociedad pública y el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER), y los 6,9 millones restantes por la empresa concesionaria Engie, responsable de la explotación de la planta durante un plazo de 36 años.
Producción centralizada de agua caliente
Las instalaciones y equipos de la central de calor ocupan un edificio de planta baja que se está construyendo en una parcela de propiedad pública situada en el polígono industrial de Iturrondo, entre los términos municipales de Pamplona y Burlada / Burlata, colindante con el Centro San Francisco Javier, del Servicio Navarro de Salud-Osasunbidea, y con el Parque del Mundo. De los 9.043 m2 de la parcela, 1.600 m2 están ocupados por la central de calor.
Una vez completadas sus dos fases de desarrollo, la instalación producirá de manera centralizada agua caliente para cubrir la demanda de calefacción y de agua caliente sanitaria de más de la mitad de las viviendas del barrio, concretamente 2.200 en la primera fase de desarrollo, actualmente en ejecución, y otras 2.300 en la segunda.
Además del suministro a comunidades vecinales, la central estará en condiciones de atender también las necesidades de otros edificios públicos próximos, tanto del Gobierno de Navarra como del Ayuntamiento de Pamplona.
Calderas de biomasa forestal
El proyecto inicia su andadura con vocación de extender también el suministro al resto del barrio y al municipio colindante de Burlada, así como a varios edificios públicos asistenciales y de servicios situados en el entorno de la central, como el Centro San Francisco Javier o centros educativos.
La sustitución de las actuales calderas comunitarias de calefacción por la producción centralizada de agua caliente mediante biomasa permitirá una reducción de emisiones de CO2 de en torno a 7.000 toneladas al año, lo que supone un 80% menos que en la actualidad.
La planta tendrá una capacidad total de producción de hasta 39 MW y contará, además de las dos calderas de biomasa forestal como fuente de energía principal, con una instalación secundaria de gas natural para cubrir picos de consumo y situaciones de mantenimiento o emergencia.
Para minimizar la potencia de esta instalación de gas y de su consumo, se ha previsto un depósito de agua de 1.800 m3, que permitirá priorizar la generación de calor con biomasa durante el período nocturno y aumentar así el empleo de esta energía limpia. El acopio de astilla para la alimentación de las calderas se ejecuta mediante un silo enterrado con capacidad de 1.500 m3.