La Diputación de Ourense ha presentado un proyecto piloto para la creación de comunidades energéticas locales en un total de 12 municipios. Los ayuntamientos contarán con la asistencia jurídica, económica y técnica de coordinación por parte de la Diputación Provincial para poner en marcha esta iniciativa que persigue aumentar la eficiencia, reducir las emisiones de CO2 en cada una de las localidades y conseguir ahorros de hasta un 30% en la factura de la luz tanto de los edificios y equipamientos públicos como de los hogares y pymes. Además, está previsto que parte de la energía se utilice para atender las necesidades de las familias en situación de pobreza energética.
La Diputación de Ourense impulsará esta iniciativa de autoconsumo colectivo en la provincia que, según afirma la entidad, promoverá las primeras comunidades energéticas locales de Galicia. Los 12 municipios, que superan en su conjunto los 16.000 habitantes, son Ríos, A Gudiña, A Peroxa, Muiños, Carballeda de Avia, Larouco, San Xoán de Río, Maceda, San Amaro, Os Blancos, A Merca y Montederramo.
Los alcaldes de los 12 municipios asistieron la semana pasada a la presentación del proyecto, para reunirse con el presidente de la Diputación, Manuel Baltar, y el diputado de Innovación y Turismo, Jorge Pumar.
Las comunidades energéticas, figura clave para la transición energética
Este proyecto nace en un contexto de importantes incentivos a los planes de autoconsumo y almacenamiento de energía, dotados con fondos europeos Next Generation, del Estado y de las Comunidades Autónomas. Para Galicia se ha asignado una partida inicial de 39 millones de euros, que se prevé ir ampliando sucesivamente en los próximos años.
Las comunidades energéticas son una figura clave para lograr la transición energética real, según la Directiva europea de energías renovables. En esta línea establece la obligación a los estados de garantizar el derecho de los consumidores a participar en una comunidad de energías renovables, para acelerar el proceso hacia un sistema 100% renovable con un modelo más participativo.
Los integrantes de las comunidades energéticas se convierten en productores, gestores y usuarios de energía limpia y más barata, con instalaciones fotovoltaicas de autoconsumo cercanas a su propiedad y sin impacto en su entorno social y ambiental.