La Agencia Internacional de Energías Renovables (Irena), en colaboración con la Universidad de Aalborg (Dinamarca), ha publicado el informe ‘Integración de renovables de baja temperatura en redes de energía urbana’. El documento recoge aplicaciones y tecnologías habilitadoras para la calefacción y refrigeración urbana que utilizan energía limpia de baja temperatura y ofrece directrices para los responsables políticos.
La reducción de las emisiones por parte del sector de la climatización es un factor decisivo para mitigar los efectos del cambio climático y reducir la contaminación atmosférica. En este sentido, los sistemas de calefacción y refrigeración urbana pueden contribuir a incrementar el uso de energías renovables, aumentar la eficiencia energética, reducir el uso de combustibles fósiles y mejorar la calidad del aire en las ciudades.
En la nueva generación de redes de energía urbana, la innovación tecnológica, la digitalización y las tendencias actuales pueden permitir un desarrollo más amplio de la energía limpia, como la hidráulica, la solar térmica y la geotérmica de baja temperatura, así como fuentes de calor residual.
En este contexto, el informe de Irena recoge las buenas prácticas de los mercados maduros de calefacción y refrigeración urbana, y muestra que la falta de datos y la desconexión con las estrategias de renovación de edificios a escala municipal están frenando la integración de las renovables de baja temperatura en las redes de energía de los distritos.
Directrices clave
Para superar los desafíos a los que se enfrenta la integración de renovables de baja temperatura en redes de energía urbana, el informe recoge una serie de directrices dirigidas a los encargados de la formulación de políticas.
Así, recomienda desarrollar planes estratégicos de calefacción y refrigeración basados en factores políticos claros e identificar los principales agentes que participarán en el proceso, y crear escenarios técnicos basados en la demanda de climatización y mapas de recursos.
De la misma manera, sugiere integrar el cambio de suministro, la modernización de la red y los planes de renovación de edificios para lograr un nivel de rendimiento óptimo a nivel técnico y socioeconómico, además de evitar desconexiones y efectos del monopolio.
También recomienda promover el uso de fuentes de energía renovable disponibles de forma local para calefacción y refrigeración, haciendo frente a los retos intrínsecos. Por su parte, la última recomendación se refiere a garantizar que se establezcan condiciones regulatorias favorables, opciones de financiación de apoyo y modelos de negocio.