La Comisión Europea aprobó recientemente un plan portugués para apoyar las instalaciones de energía de biomasa ubicadas cerca de áreas forestales consideradas «críticas», debido al riesgo de incendios. Este proyecto tendrá una duración de 15 años y su presupuesto alcanzará los 320 millones, que se financiarán a través de un aumento en las tarifas de energía. Las nuevas instalaciones producirán tanto electricidad como calor y electricidad combinados (cogeneración).
Esta medida, que ha sido aprobada, bajo las normas de la UE sobre ayudas estatales, nace con la vocación de incentivar a los propietarios de bosques a limpiar aquellos que se encuentren en riesgo de incendio, mediante el uso de los residuos forestales para producir energía de biomasa.
La ayuda se concederá en forma de una prima de alimentación (un pago de recargo sobre el precio de mercado) a las instalaciones seleccionadas por cada unidad de electricidad producida, así como una prima de tarifa ambiental (llamada PDIF) vinculada al Aprovechamiento de la biomasa procedente de bosques lusos en las “zonas críticas”.
Protección del medio ambiente y la energía
La Comisión concluyó que la medida cumple con los requisitos de las Directrices de 2014 sobre ayudas estatales para la protección del medio ambiente y la energía, ya que ayudará a Portugal a aumentar la proporción de electricidad producida a partir de fuentes renovables para cumplir sus objetivos climáticos, en línea con los objetivos medioambientales de la UE, sin falsear indebidamente la competencia.
Para la Comisión esta medida también está en línea con las Directrices agrícolas 2014-2020, aplicables al componente ambiental de la prima (el PDIF).