Las estaciones de autobuses y trenes en las ciudades del sudoeste de Europa, entre las que se encuentran las españolas, consumen grandes cantidades de energía. Además, emiten niveles de gases de efecto invernadero extremadamente elevados. Dos hechos que afectan a la calidad de vida de los ciudadanos y a la imagen de las ciudades. Para resolver las deficiencias de construcción de estos edificios y reducir su factura energética e impacto medioambiental, nació el Proyecto Sudoe Stop CO2.
El presupuesto total del proyecto es de 1.173.791,17 euros de los que 865.555,22 euros los aporta el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER). En España, Sudoe Stop CO2 se presentó en marzo de 2017. En los comienzos de esta iniciativa se realizó una descripción del Estado del Arte para los tres países participantes: España, Francia y Portugal. El objetivo era dimensionar la magnitud del problema existente en el territorio Sudoe. Los resultados, en España, no fueron del todo optimistas. Tampoco en Francia ni en Portugal.
Legislación positiva
Pero la parte positiva la trajo el marco legal. Se analizaron las normativas energéticas presentes en los tres países y en todos los aspectos de la gestión de una estación: producción de energía, paredes, techos, ventilación, aire acondicionado, sistema de calefacción, e iluminación, y se concluyó que las leyes permitían trabajar sobre la eficiencia de las estructuras de transporte sin complicaciones algunas.
En realidad si este proyecto sólo se ha llevado a cabo en España, Portugal y Francia ha sido por un lado porque se trata de un proyecto aprobado dentro del Programa de cooperación Interreg V-B Europa Suroccidental. No obstante, los responsables del proyecto se han ceñido al presupuesto. Además, «en estos países había una problemática», explica Orestes Cendrero, responsable de Comunicación del proyecto Sudoe. Para empezar, los edificios tendrían que estar certificados, si bien la mayoría no lo está. Sudoe Stop CO2 permite, a través de una herramienta a la que se puede acceder desde la página web, obtener la certificación.
Por el momento, para formar parte de la red, la estación correspondiente debe pasar una evaluación, tras la cual se le otorga un certificado, que puede ir de 1 a 5 estrellas. El número de estrellas depende de un sistema de puntuación, donde 0 es el mejor, y cien es el más bajo. Es decir, la estación que alcance 95 puntos, obtendría una única estrella, mientras que aquélla que obtiene sólo diez puntos se haría con las cinco estrellas.
Proyecto simplificado
No obstante, desde Sudoe explican que la certificación se realiza en función de un algoritmo que no sólo tiene en cuenta aspectos energéticos, ya que «sería horrible». En realidad se ha simplificado el proyecto, se ha tenido en cuenta los materiales, el aislamiento, el sistema de gestión del edificio, si cuentan o no con doble ventana. También se han tenido en cuenta el dato de consumo energético por viajero, si bien desde el proyecto consideran que es un dato que está adulterado de alguna forma, debido a que la estación no es únicamente utilizada por viajeros. Por ello, requerirán de la tecnología que pueda ofrecer una SmartCity para hacer un cálculo más realista.
Sin embargo, se han tenido en consideración las medidas adoptadas en las estaciones de otros países. Aunque con cierta cautela debido a que las condiciones climáticas son diferentes. Uno de los ejemplos que ponen es la estación de Turín, o alguna que se encuentra en Gran Bretaña.
Barcelona, modelo de eficiencia energética
Por otro lado, se han tenido en cuenta las energías renovables que hay instaladas en las estaciones de autobuses españolas. Y los datos no han sido alentadores ya que la cifra no alcanzaba los dos dígitos: el 7% del total las utilizaba. En concreto las estaciones de Barcelona, Vitoria y Elche.
En el caso concreto de la Ciudad Condal, las estaciones de Barcelona Nord y de Fabra i Puig realizaron evaluaciones, cuyos resultados se conocieron el pasado mes de octubre. Finalmente se otorgaron cuatro y tres estrellas de sostenibilidad, respectivamente.
Barcelona Nord tuvo a su favor el hecho de que hace tres años se implantó un nuevo sistema geotérmico, que aprovecha la estabilidad de la temperatura del subsuelo, durante el verano se refrigera el espacio vertiendo calor hacia el suelo, que actúa como almacén de energía, y el calor acumulado se utiliza en invierno como calefacción. Además, se tuvo en cuenta la alta sensibilidad medioambiental en los procedimientos, así como la intermodalidad con modos de transporte no contaminantes.
Proyectos pilotos
El objetivo es que se unan cada vez más estaciones. A partir de ahí, el objetivo es que se cree una red de estaciones de autobuses en las que se pueda hacer difusión de lo que puede ser el proyecto. Por el momento, se han elegido tres estaciones que formarán parte del proyecto piloto: Torrelavega, Santander y Cartagena. A estas tres estaciones se les aplicará la metodología BIM, es decir, se estudiarán las estaciones a través de unas maquetas digitales, donde se analizará y decidirá cuáles son las medidas necesarias en materia energética. El objetivo es comprobar que estas medidas tienen éxito después. Sin ningún tipo de gasto para estas estaciones.
Por el momento, es el proyecto piloto de Torrelavega el que está más avanzado, a la espera del concurso público para realizar las obras. En el caso de esta estación, Carbone 64, socio del proyecto Sudoe Stop CO2 especializado en búsqueda de soluciones para reducir el impacto energético de los edificios, estudió la situación energética de la estación de autobuses de Torrelavega, y así reducir el consumo de energía necesaria y los costes. Entre las soluciones estudiadas por Carbone 64, empleando técnicas innovadoras de iluminación y ventilación natural sobre modelos digitales BIM, aplicadas a la infraestructura aportarían una reducción del consumo energético del 65%.
La última estación española en sumarse a este proyecto europeo fue Cartagena, la pasada semana. Los gestores de la estación consiguieron que se les concedieran 3 estrellas tras la evaluación realizada en el marco del programa Sudoe Stop CO2. El edificio es uno de los elegidos como proyecto piloto para la aplicación de la metodología BIM. De hecho, actualmente ya se están realizando estudios para mejorar el uso de los espacios. Cartagena se une a la red de estaciones por la sostenibilidad.
Francia y Portugal
Respecto a nuestros vecinos galos, desde Sudoe Stop CO2 nos confirman que la SNCF (la Sociedad de Ferrocarriles Franceses) está muy interesada en el proyecto. No obstante, en Francia es una cuestión más complicada el hecho de hacer una remodelación energética, ya que la mayoría de los edificios, se trata de edificios antiguos, con una media de antigüedad de 145 años, la mayor de los tres países Sudoe. Además, son edificios patrimonio.
En Portugal, sólo una estación de las analizadas tiene energías renovables y en Francia ninguna la tiene. Respecto a las certificaciones en Francia y Portugal, solo el 7% y el 2% de las estaciones fueron certificadas.