El grupo ENEDI de la UPV/EHU ha realizado un estudio pormenorizado de los cambios de hábito que provoca en una comunidad vecinal de Bilbao la individualización del uso y cobro de la calefacción y el A.C.S., una medida que será obligatoria cuando se apruebe un real decreto que se está elaborando. Los resultados han sido contundentes: cambio puede suponer ahorros del 20%.
El estudio de los ahorros que supone la individualización de la contabilización y cobro de los consumos de calefacción y agua se realizó en un bloque de unos 140 pisos en Bilbao. El objetivo que perseguían de la investigación era “conocer los ahorros energéticos que se obtenían con esta medida en climas templados», explica Jon Terés, miembro del grupo de investigación ENEDI de la Escuela de Ingeniería de Bilbao de la UPV/EHU. De este modo, compararon los consumos de gasóleo que tuvo la comunidad durante los dos años previos a la intervención con los consumos de los dos años posteriores. Y el resultado fue claro: «Recogieron unos ahorros energéticos en el edificio estudiado de hasta el 20% durante el periodo analizado».
Estos resultados son, explica el investigador, «porcentajes de ahorro muy similares a los observados en publicaciones centradas en condiciones del norte de Europa», además, el periodo de retorno de la inversión sería de diez años, algo que, en opinión de Terés es «asumible para este tipo de sistemas».
Distintos niveles de desarrollo
El investigador explica que la mayor parte de los estudios de este tipo se ha llevado a cabo en el norte de Europa, donde las condiciones climáticas son mucho más severas en invierno. «Pretendíamos ver hasta qué punto los resultados de esas investigaciones eran extrapolables a nuestro clima, con inviernos mucho menos rigurosos”, aclara el investigador.
La individualización de la contabilización y cobro de los consumos de calefacción y agua caliente se encuentra en distintos niveles de desarrollo en los países europeos. La Directiva 2012/27/UE, relativa a la eficiencia energética, publicada en 2012, fijaba la obligatoriedad de implantación de este tipo de sistema para todos los estados miembro. Pese a que el límite establecido para cumplir la directiva era 2016 para que los estados transpusieran la directiva a su legislación interna, “todavía aquí no se ha hecho; ahora mismo hay un proyecto de real decreto por el que se transpondrá la directiva, pero que a día de hoy, se encuentra a la espera de aprobación”, explica Terés.
Punto de arranque
La individualización del consumo permite una mayor flexibilidad del uso del sistema de calefacción, y ajustarlo a las necesidades de cada vivienda. En las comunidades donde el consumo no está individualizado “muchas veces el vecindario ni siquiera puede abrir y cerrar el sistema, y la calefacción funciona en base a lo que acuerda la comunidad, siguiendo una serie de criterios de calendario y horarios, independientemente de que las viviendas estén ocupadas o no en ese tramo, o de la temperatura que cada persona usuaria quiera para su hogar; se da el escenario de estar en invierno con las ventanas abiertas y la calefacción en marcha”, detalla el investigador. Además, el gasto de la calefacción se reparte en función de criterios que no están relacionados con el consumo realizado, como los metros cuadrados de cada vivienda.
Tras esta experiencia, Terés considera que este caso de estudio supone “un punto de arranque interesante para este tipo de análisis en climas templados». El siguiente paso es el estudio de los consumos individuales, «hay vecinos que tienen un ahorro mucho mayor que otros, y tendríamos que realizar este mismo análisis en un mayor número de bloques de viviendas y quizá teniendo en cuenta periodos de tiempo mayores, para poder extrapolar y generalizar los resultados”, concluye Terés.