El pasado mes de mayo salió a la luz el informe titulado «Sustainable and optimal use of biomass for energy in the EU beyond 2020«, elaborado por el consorcio PricewaterhouseCooper EU Services EESV’s por encargo de la Dirección General de Energía (DG Energy) de la Comisión Europea. El objetivo de este estudio es investigar y analizar la sostenibilidad del suministro y el aprovechamiento energético de la biomasa.
El Paquete de Invierno de la Comisión Europea, lanzado a finales de 2016, estableció ambiciosos objetivos climáticos y energéticos para 2030. Para ese año, las energías renovables deben representar en la Unión Europea el 27% del consumo final de energía. En este escenario, la biomasa tiene especial protagonismo con altas expectativas de crecimiento hasta 2030. Surge entonces la necesidad de encargar una investigación que encuentre modos sostenibles y usos óptimos de la biomasa para que su explotación no repercuta en el medio ambiente.
BioSustain
Un consorcio liderado por PwC y formado por VITO, la Universidad de Utrecht, TU Wien, INFRO y Rütter Soceco fue contratado por DG Energy para llevar a cabo la investigación con el objetivo de desarrollar escenarios viables de cara a 2030 y evaluar los impactos medioambientales y socioeconómicos de futuras acciones dirigidas a asegurar la sostenibilidad de la bioenergía más allá de 2020. A esta investigación se le dio el nombre de «BioSustain».
Tras analizar el escenario actual y estimar las previsiones de crecimiento del sector, el informe determina que la biomasa es clave para que la Unión Europea alcance sus objetivos de energía renovables de cara a 2020. Como se puede observar en gráficos siguientes, desde 2012 en la inmensa mayoría de los estados la bioenergía presenta una tendencia ascendente hasta 2020, tanto en usos térmicos como en usos eléctricos.
Teniendo la situación actual como escenario de referencia, se espera que en 2030 la proporción de biomasa sea alrededor del 50% de la producción total de energía renovable. En términos absolutos, se proyecta que la demanda de energía final de la biomasa podría alcanzar los 147 Mtep en 2030, en comparación con 124 Mtep en 2020.
Los cálculos en este modelo base han demostrado que el suministro de biomasa para cubrir la demanda de 2030 procederá en su mayor parte de recursos europeos, pero un 8% de esos recursos serán importados (16 Mtoe), cifra que supera a los 5,6 Mtep de 2014, cuando las importaciones de biomasa representaban en 4,4%. Es ahí, en la importación, donde se encuentran muchos de los riesgos que afectan negativamente a la sostenibilidad de esta fuente de energía.
Sostenibilidad en todo el ciclo de vida de la biomasa
La sostenibilidad en el suministro y el uso de tipo de fuente energética es algo que preocupa, y mucho, a la Comisión Europea. Así lo puso de manifiesto en la presentación de sus objetivos del Winter Package. Estos objetivos estratégicos generales pueden expresarse como cinco objetivos operacionales específicos relacionados con la sostenibilidad de la bioenergía:
- asegurar que el uso de bioenergía en la Unión Europea contribuya a la mitigación del cambio climático;
- evitar el cambio directo e indirecto del uso del suelo;
- reducir al mínimo los impactos sobre la diversidad biológica;
- garantizar una conversión eficiente de la biomasa en energía,
- evitar cualquier obstáculo al comercio de la biomasa que distorsione el mercado interior de la UE.
Maximizar las políticas
Por tanto, BioSustain, partiendo del escenario de referencia arriba descrito, plantea otros modelos alternativos, buscando la viabilidad y la sostenibilidad. Para ello se han tenido en cuenta las dos caras del mercado, tanto la oferta como la demanda, analizando los diferentes orígenes de la biomasa (agricultura, restos forestales y residuos), y sus diferentes usos (calefacción, electricidad y procesos industriales).
A partir de ahí, se han dibujado varios escenarios, con diferentes opciones de suministro y de consumo, y se han evaluado los impactos medioambientales, económicos y sociales de las distintas actuaciones que la Unión Europea puede adoptar en cada caso.
En suma, y en línea con los objetivos de la Comisión Europea, lo que se persigue es encontrar una política mejorada para maximizar el uso eficiente de los recursos biomásicos con el fin de ofrecer un ahorro real en las emisiones de gases de efecto invernadero y permitir una competencia justa entre los diversos usos de dichos recursos.