Un estudio ha detectado que las cubiertas ajardinadas pueden llegar a reducir hasta en un 30% el uso de aire acondicionado durante el periodo veraniego debido a que tardan más en calentarse con respecto a las cubiertas tradicionales. Además, la temperatura máxima bajo el sustrato se sitúa entre 4 y 6 grados por debajo de la temperatura máxima ambiental.
En este sentido, las cubiertas ajardinadas no solo proporcionan aislamiento térmico a la vivienda, sino que además mejoran su inercia térmica. Este aspecto es fundamental para que los edificios, sobre todo aquellos ubicados en climas cálidos, puedan mantener las temperaturas más frescas de la noche de manera natural. De este modo, se evita el uso de aparatos de climatización durante el día, lo que contribuye a un consumo energético inferior.
Este informe, proyecto E2Stormed (2013/2014), realizado en una cubierta ajardinada de un edificio público, ha sido realizado bajo petición del Ayuntamiento de Benaguacil en colaboración con la Universidad Politécnica de Valencia y la Ingeniería Green Blue Management. El Grupo Projar asesoró, suministró e instaló el sistema constructivo de la cubierta ajardinada.
Pese a que las cubiertas ajardinadas tienen la doble vertiente de contribuir al aislamiento térmico y a la inercia térmica, el caso español se decanta más hacia la segunda opción. Si bien en los países del norte de Europa se busca el aumento de la capa de aislamiento térmico para reducir el consumo energético, en España la recomendación para este tipo de cubiertas no pasa por aumentar esa capa. Si se realizara de esta manera, los edificios no se enfriarían por la noche y lograrían un alto consumo energético.