En 2015 concluyeron las obras de renovación de la Torre Eiffel para convertirla en un edificio accesible y eficiente. De las actuaciones llevadas a cabo, las más llamativas ha sido las efectuadas en el primer piso, convertido en un inmenso balcón a 57 metros de altura concebido para disfrutar de toda la belleza de París. Este histórico monumento, que en 1889 fue icono de modernidad, cuenta hoy con las tecnologías renovables más punteras para reducir su huella de carbono y ser más sostenible.
Una Torre Eiffel más sostenible
Aunque no exista una referencia de alta calidad medioambiental para la Torre Eiffel, uno de los primeros objetivos de la renovación de su primer piso responde a una decidida voluntad de reducir su huella ecológica, en el marco del Plan Clima de la Villa de París, firmado por la Société d’Exploitation de la tour Eiffel (SETE), empresa pública de explotación del monumento.
En primer lugar, se ha revisado la posición del acristalamiento, el cual, sin alterar el confort visual del panorama, permite reducir en más del 25% los aportes térmicos en época estival y así reducir su factura energética correspondiente a la climatización.
Las modernas tecnologías renovables también han encontrado su hueco en este edificio de finales de siglo XIX. El primer piso ha sido equipado con paneles solares, instalados en 10 m2 de su cubierta, que permiten cubrir aproximadamente el 50% de las necesidades de agua caliente de los pabellones Ferrié y Eiffel, los cuales albergan una sala de conferencias, área de descanso, zona comercial y restaurantes.
Para hacer posible la reforma, ambos pabellones han sido totalmente reconstruidos. Ahora disponen de un sistema de recuperación de las aguas pluviales que alimenta a los sanitarios. Este dispositivo permite ahorrar la energía necesaria para la alimentación de las bombas a presión que envían el agua a los pisos superiores de la torre.
En cuanto a las instalaciones de climatización, para asegurar una temperatura estable a los usuarios de las salas de conferencias, área de descanso, tiendas y restaurantes, se han instalado bombas de calor de alta eficiencia energética.
Para el abastecimiento de la energía eléctrica de la zona comercial, en el segundo piso se han instalado dos aerogeneradores de eje vertical que podrán producir 10.000 kWh al año. Las dos turbinas eólicas VisionAIR5, instaladas por la empresa UGE International, han sido pintadas del mismo color que la estructura de la torre para dar homogeneidad a su emblemática imagen.
Para la iluminación, se ha optado por tecnología LED por su elevada eficiencia energética. El suelo transparente del primer piso y los nuevos antepechos de vidrio ofrecen al visitante una experiencia del vacío inédita y espectacular. La luz, discreta y de tonalidades cálidas, llega a la plaza central desde los mismos pabellones y desde dicho antepecho, respetando la imagen de la torre Eiffel.
Destellos dorados para deslumbrar consumiendo poca energía
Fue en 1985 cuando se inauguró la primera iluminación monumental, creada para ensalzar durante las horas nocturas la figura de la Torre Eiffel. Aquel primer alumbrado estaba compuesto por 336 proyectores equipados con lámparas de sodio de alta presión de color amarillo-anaranjado, lo que otorga al edificio su característica apariencia dorada.
Estos proyectores de 1 kW fueron sustituidos en 2004 por otros con una potencia eléctrica de 600 vatios, es decir, un ahorro en el consumo de energía de aproximadamente el 40%. Este mejor rendimiento luminoso conserva toda la belleza del aspecto final.
En la medianoche del 31 diciembre 1999, la Torre Eiffel deslumbró al mundo entero con un faro y con destellos que se superponen sobre el alumbrado dorado. Formados por 20.000 lámparas (5.000 por cada frente de la torre), dan vida al monumento durante los 5 primeros minutos de cada hora una vez encendido el alumbrado de la torre, hasta la una de la madrugada.
Cada una de las 20.000 bombillas tienen una potencia baja de 6 vatios y se iluminan de forma aleatoria, ya que cada bombilla es independiente a las demás. Además, el paso de la duración de los destellos de 10 a 5 minutos por hora en 2008 ha permitido reducir el consumo de energía y, sobre todo, prolongar varios años la vida útil de la instalación.