Castilla y León registra 73.315 certificados de eficiencia energética

El Registro de Certificados de Eficiencia Energética de Castilla y León, gestionado por la Consejería de Economía y Hacienda, tiene inscritas 73.315 viviendas y edificios a fecha de 25 de julio, una cifra que se ha multiplicado casi por cinco desde 2013, año en el que entró en vigor el Real Decreto 235/2013, por el que se hace obligatorio disponer de esta etiqueta para alquilar o vender cualquier inmueble, un requisito que hasta entonces sólo era exigible para nuevas construcciones.

El Registro de Certificaciones de Eficiencia Energética de Castilla y León empezó a funcionar en enero de 2012, cuando esta etiqueta sólo era obligatoria para nuevas construcciones, y en mayo de 2013 se modificó el procedimiento de inscripción para adaptarlo a los nuevos preceptos legales, modificando la aplicación informática CEREN para la tramitación telemática de los certificados, tanto para obras nuevas como para los relativos a edificios ya existentes, siendo posible su expedición, modificación, actualización, renovación y anulación por internet.

En 2012, sólo existían seis inmuebles en el Registro autonómico, una cifra muy baja que se explica tanto por el desconocimiento de la obligatoriedad de la inscripción de estos certificados como por el hecho de que este trámite sólo fuera obligatorio para la obra nueva en un ejercicio de crisis de la actividad inmobiliaria y de construcción.

El número de registros empieza a aumentar progresivamente en 2013, especialmente desde la publicación del RD 235/2013 a mediados de abril, y alcanza los 15.025. Al año siguiente se bate el récord de registros, con casi 27.975 nuevas entradas y 43.000 certificados a 31 de diciembre de 2014.

Las altas se han mantenido a buen ritmo durante 2015 (con más de 18.638 certificados incorporados) y esta tendencia continúa en los primeros meses de 2016, en los que el Registro está añadiendo una media de 1.600 etiquetas mensuales.

Calificación E, la letra más repetida. 

De esta forma, se ha llegado a 73.315 certificaciones definitivas a finales de julio. El 89% son viviendas (65.055 en total), ya sean bloque, individual en bloque, unifamiliar, unifamiliar aislada, adosada o pareada. El 11% restante (8.260 inmuebles) son edificios de uso terciario, donde se incluyen locales, oficinas, hoteles y residencias y centros docentes y sanitarios, entre otros.

Si se atiende al uso residencial, más del 53% de las viviendas certificadas han obtenido una calificación E, la más repetida; un 17,5%, la D, que es el valor medio de la escala; en un 23% de los casos, la etiqueta marca los peores resultados con F o G; y únicamente el 6,2 % de los edificios residenciales certificados acreditan la excelencia energética (A, B y C). Respecto a los de uso terciario, aproximadamente la mitad presentan una calificación E, F o G.

 
 
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