El objetivo de la climatización radiante es obtener el máximo confort manteniendo el mayor equilibrio posible en el intercambio térmico de las personas en el interior de un ambiente. Los parámetros ambientales de los que puede depender el bienestar térmico son, sobre todo, la temperatura de bulbo seco del aire, la temperatura radiante media, la humedad del aire y su velocidad. Por lo tanto, las instalaciones radiantes necesitan un sistema de control de todos estos parámetros.
El fabricante Zehnder explica que los principios de los sistemas radiantes se orientan principalmente a situaciones de climatización de ambientes cerrados, uniformemente aislados y con actividades ligeras de tipo sedentario o poco esfuerzo.
En estos espacios, existen diferentes proporciones posibles de intercambio térmico, siendo consideradas las proporciones ideales de confort las siguientes:
- 45%-50%: Irradiación, por diferencia de temperatura entre los cuerpos.
- 20%-25%: Convección, debido a la temperatura y velocidad del aire.
- 3%-5%: Conducción, por diferencia de temperatura mediante contacto.
- 30%-35%: Evaporación, calor liberado por sudoración y evaporación.
De lo que se desprende que el mayor intercambio de calor que necesita nuestro cuerpo con el ambiente es por radiación con las superficies que le rodean. Lo más natural y conveniente es alcanzar las condiciones ideales de confort intentando mantener equilibrados estos modos de intercambio térmico.
Por lo tanto, Zehnder indica que es imprescindible potenciar especialmente el mantenimiento de la temperatura radiante media. La disminución de la temperatura de una de las superficies que componen la estructura de la construcción, como podría ser el techo, permite mantener baja la temperatura media de las demás superficies, ya que el mecanismo de intercambio radiante es inmediato y directamente proporcional a la diferencia de temperatura entre todas las superficies.
Comportamiento de la climatización radiante.
El resultado final es que las distintas temperaturas superficiales (para ambientes homogéneamente aislados) son prácticamente uniformes, obteniendo un efecto de máxima homogeneidad y bienestar para los ocupantes. De esta manera, la estructura se define como energéticamente descargada, y logramos tener una temperatura operativa de confort muy cercana a la temperatura de las superficies y a la temperatura del aire, que por contacto a estas superficies, se mantendrá muy similar.
Un punto clave para poder enfriar suficientemente mediante superficies radiantes es el control de la humedad. Los sistemas radiantes en frío deben garantizar un estricto control de la humedad, que garantice no solo que el sistema no llegue al punto de rocío y evitar así condensaciones, sino que en lugar de subir la temperatura del agua de impulsión, pueda mantenerla o incluso bajarla para no perder potencia de enfriamiento. Esto implica contar con un sistema de deshumectación que permita modificar la humedad del aire interior.
Es imprescindible, además, que este sistema de deshumectación se controle de manera conjunta con el sistema radiante y que permita garantizar la correcta gestión de la humedad y la temperatura de las superficies estancia por estancia en una misma vivienda, ya que en diferentes estancias pueden darse condiciones de humedad muy diferentes al mismo tiempo.
Los sistemas de control de Zehnder Nestsystems calculan de forma permanente el punto de rocío en cada estancia. A partir de esta situación el sistema gestiona de forma local (estancia por estancia) las temperaturas de impulsión, la humedad relativa y la absoluta y los caudales de líquido caloportador, llegando a cerrar los circuitos en una determinada estancia en caso de que los parámetros se salgan del rango (por ejemplo por una ducha, por una ventana abierta, etc..), sin impedir que el sistema continúe funcionando en el resto de la instalación.