La geotermia de baja temperatura, con potencial en Castilla y León

El desarrollo de esta tecnología en la Comunidad es relativamente reciente, aunque ha experimentado un cierto incremento en los últimos seis o siete años, fruto de las actuaciones emprendidas por el Ente Regional de la Energía (EREN).

Estas actuaciones se han orientado inicialmente no solo al conocimiento de la tecnología y su grado de implantación en la Comunidad Autónoma, sino también al conocimiento de los recursos geotérmicos y la identificación de variables que pudieran frenar su desarrollo.

Para ello, el EREN además de sus recursos propios ha contado con la colaboración de otros Organismos dependientes de la Consejería de Economía y Empleo, especializados en las distintas disciplinas asociadas a un proyecto geotérmico (el conocimiento geológico y los trabajos mineros), como la Sociedad de Investigación y Explotación Minera de Castilla y León (SIEMCALSA) cuya implicación ha permitido identificar recursos geotérmicos con un importante potencial de aprovechamiento térmico e identificar necesidades a nivel normativo.

En el ámbito nacional, el EREN está presente en la Plataforma Tecnológica Española de Geotermia (GEOPLAT), como marco de trabajo coordinado que aglutina a todos los agentes implicados en el desarrollo de este sector. 

Una aproximación a la geotermia de baja temperatura

Geotermia es el calor de la tierra y engloba el calor almacenado en rocas, suelos y aguas subterráneas, independientemente de su temperatura, profundidad o procedencia. Su origen se encuentra en la propia estructura geológica de la tierra (núcleo, manto y corteza) y fluye muy lentamente hacia la superficie terrestre mediante conducción, convección y radiación.

La geotermia de baja temperatura aprovecha recursos con temperaturas inferiores a 30 ºC, mediante la utilización de bombas de calor e intercambiadores geotérmicos en contacto con el terreno. Éstas captan el calor del suelo de forma muy eficiente, dada la estabilidad térmica del subsuelo frente a la variabilidad del ambiente. Transfieren el calor desde un foco frio, el suelo, hacia un foco caliente, el espacio a calentar, siguiendo un ciclo termodinámico en el que es necesario un aporte de trabajo, generalmente con un compresor eléctrico.

Su rendimiento, COP (Coefficient Of Performance), es mayor que la unidad, debido a que se está transfiriendo calor de un lugar a otro usando energía, en lugar de generarlo directamente.

Para poder utilizar este calor son necesarios sistemas de captación de la energía del subsuelo, como, intercambiadores horizontales, que son tuberías enterradas en el terreno a escasa profundidad; intercambiadores verticales, unas tuberías insertadas en sondeos de hasta 250 metros de profundidad; sondeos de extracción e inyección de aguas subterráneas o la propia cimentación de los edificios.

Utilizar estos sistemas tiene grandes ventajas para los usuarios, destacando, su bajo coste de operación y de mantenimiento, a pesar de un coste inicial elevado, derivado generalmente de la ejecución de los intercambiadores geotérmicos; el importante ahorro energético que conllevan, que en función del combustible con el que se compare y del sistema geotérmico utilizado puede ser de hasta el 70% en calefacción o hasta el 50 % en refrigeración; contar con la calefacción y refrigeración en un mismo equipo, aunque tenga una limitación de la temperatura de uso: 55 – 60 ºC.

Otras ventajas de estos sistemas son la ausencia de ruidos y residuos; su compatibilidad con otras energías renovables como la solar térmica; la ausencia de depósitos de combustible; la ausencia del riesgo por legionela; el balance energético positivo, al producir hasta 4 veces más que la energía eléctrica utilizada, la reducción de emisiones de CO2; y su flexibilidad, que permite utilizarlo en todo tipo de climas y todo tipo de terrenos. 

 
 
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