La parada de las plantas de cogeneración confirma que los cálculos reales realizados por las empresas conforme las metodologías del nuevo borrador de Orden Ministerial de retribuciones aparecido a principios de mes, hacen inviable la actividad.
Estos cálculos arrojan unas retribuciones que directamente sitúan en pérdidas operativas a la mayoría de las plantas actualmente instaladas, es decir, no hay margen para poder fabricar, los costes son superiores a los ingresos e impuestos que ha fijado el Gobierno. Esta realidad contradice las expectativas de mantenimiento de la potencia instalada que la Secretaría de Estado de la Energía había comunicado a Acogen, así como las disposiciones de la Ley 24/2013 del Sector Eléctrico, que garantizan una rentabilidad razonable a instalaciones como la cogeneración de alta eficiencia. Esto supone poner en peligro la consecución de importantes objetivos de política energética tanto nacional como europea, plasmados en diversas Directivas comunitarias.
La cogeneración arrastraba recortes sucesivos a la retribución realizados en 2013 por valor de más de 650 millones de euros, el 22% de todos sus ingresos. La metodología anunciada en la OM para la retribución, que contempla un recorte superior a 1.000 millones de euros, ha hecho entrar en pánico a las instalaciones, puesto que no se adecua en absoluto ni al funcionamiento ni a la situación de las industrias que utilizan cogeneración para fabricar sus productos.
Los parámetros retributivos planteados en la OM no reflejan todas las tecnologías de las industrias cogeneradoras ni consideran la realidad de sus horas de funcionamiento. Tampoco fijan los niveles de mercado de electricidad correctos, situando a las plantas en pérdidas.
La Ley, la propuesta de decreto y la orden de desarrollos establecen clara y tajantemente que se cubrirán todos los costes de operación de las plantas que utilizan combustibles, así como sus gastos por impuestos energéticos, CO2, mantenimiento, etc. Sin embargo, cientos de empresas han realizado sus cálculos comprobando que no cubren los costes y las paradas de plantas se van sucediendo para minorar las pérdidas, mientras que en otras no es posible hacerlo ya que conllevaría directamente parar la producción de la industria asociada.
El impacto de estos recortes sobre la competitividad de las industrias, su capacidad de exportación y su empleo harán inútiles todos los esfuerzos de recuperación económica realizados por las empresas hasta ahora y sumirán al país en un PIB negativo volviendo a la recesión.
El impacto en la recaudación de impuestos energéticos y de sociedades será demoledor. De continuar las paradas al ritmo actual se generará en la industria asociada un escenario de cierres, deslocalizaciones y pérdida de empleo imposible de cuantificar en estos momentos, ya que se ha puesto en alto riesgo a más del 20% de toda la industria manufacturera de este país, a la que se insta a renunciar a tener costes energéticos competitivos, precisamente en un momento en el que todos los países de Europa tratan de atraer a las industria a sus territorios y de impulsar la actividad industrial como pilar para crecer y revertir la crisis.