Una instalación podría experimentar el bloqueo de un ordenador, el parpadeo de las luces o el sobrecalentamiento de un motor. Estos y otros muchos síntomas son considerados de carácter leve o incluso entran dentro de la normalidad, es decir, se asume que son el resultado de un desgaste normal, de fallos menores o de la antigüedad de los equipos. Sin embargo, con demasiada frecuencia, la causa real es una calidad eléctrica deficiente.
Los problemas de calidad eléctrica pueden ser graves y muy costosos:
- Paradas no programadas
- Pérdida de datos
- Daños en los productos durante la producción
- Consumo de energía excesivo
- Gastos adicionales en mantenimiento, reparaciones y sustitución de equipos
¿Cuáles son los problemas ocultos?
Si el usuario ha advertido la presencia de alguno de los cinco síntomas mencionados, podríamos estar experimentando uno o varios de estos problemas:
- Sobretensiones, interrupciones o huecos en la tensión: normalmente ocasionados por la conexión o desconexión de grandes cargas; pueden dañar ordenadores, controles electrónicos y luces
- Distorsión armónica: variaciones en la forma de onda senoidal de la tensión y corriente; puede causar problemas de calentamiento en motores y transformadores, además de problemas con interruptores automáticos, fusibles y relés
- Desequilibrios en la tensión: diferencias notables en las tensiones de cada fase, superiores al 2%; suelen ocasionar el sobrecalentamiento de motores y transformadores
- Parpadeo (“Flicker”): fluctuaciones cíclicas de la tensión; ocasionan el parpadeo de las luces: incide más en la salud y productividad de los empleados que en los equipos
- Transitorios: breves y acusados aumentos de la tensión por la conexión o desconexión de equipos, la conmutación de condensadores y por rayos; pueden bloquear ordenadores, quemar placas de circuitos y dañar el aislamiento eléctrico
Estas incidencias se suelen generar dentro de la propia instalación del usuario, por lo que es su responsabilidad y no de la compañía eléctrica.