A raíz de estos cálculos, que parten de la experiencia de la división de eficiencia energética de Euroconsult en este sector y de los datos facilitados por la consultora Jones Lang LaSalle, se estima que las tiendas ubicadas en los más de 670 centros comerciales que hay en España pueden ahorrar 646 millones de euros anuales a través de la ingeniería energética, reduciendo considerablemente los casi 3.000 millones que dedican al pago de alquileres.
Esta gestión de los consumos energéticos es especialmente beneficiosa en periodos de compras como las navidades y las rebajas de verano, en los que las grandes superficies experimentan un notable aumento en la afluencia de visitantes –en navidad puede llegar a repuntar por encima del 20%–, alterando de este modo sus condiciones de temperatura y climatización, lo cual también repercute en su demanda de energía.
Aún así, los centros comerciales son muy intensivos en el uso de la energía a lo largo de todo el año, consumiendo incluso más que el conjunto del sector hotelero –en un país que es la tercera potencial turística mundial– y el doble que todos los hospitales repartidos por la geografía española.
Además del exhaustivo control energético que ya vienen realizando este tipo de centros, necesitan realizar un seguimiento en tiempo real de la demanda energética del edificio, lo que permitirá actuar de forma inmediata ante cualquier anomalía en su consumo y así reducir el coste en hasta un 25% sobre la factura global.
Hay que indicar también que además, la ingeniería energética es una perfecta aliada ante posibles subidas en el precio de la luz, como la que reclaman las principales compañías del sector para principios de 2014 y que, de llevarse a cabo, supondría un alza para los consumidores de entre el 12% y el 14%.
Según el director de la división de Eficiencia Energética de Euroconsult, Carlos Sáez, “la apuesta por plataformas de gestión de la demanda asociada a gestores energéticos supone una contribución a la competividad de la economía española, al rentabilizar mejor sus inversiones y al aumentar sus ingresos por encima de sus gastos operativos, entre los que se incluyen el factor energético. Y también es una manera de reducir el impacto medioambiental, lo que permite acercarnos aún más a los objetivos fijados en la estrategia 20-20-20 de la Unión Europea”.