En apoyo de la transición mundial a una nueva arquitectura energética, el Foro Económico Mundial ha presentado el Global Energy Architecture Performance Index Report 2014. Este índice, concebido a fin de ayudar a los países a acrecentar sus esfuerzos para hacer frente de forma innovadora a los desafíos y oportunidades en materia energética, evalúa regiones y 124 países de conformidad con criterios de desempeño en cuanto a crecimiento económico, sostenibilidad ambiental y seguridad energética, analizando las complejas concesiones y los aspectos de dependencia que afectan a los esfuerzos que realizan los países.
“La riqueza en materia de recursos o el desarrollo económico no garantizan por sí solos un alto nivel de desempeño en el índice”, explicó Roberto Bocca, Director Principal, Jefe de Industrias Energéticas del Foro Económico Mundial. “Para tener un sistema energético eficaz, los países tienen que centrarse en los tres lados del triángulo energético: sostenibilidad ambiental, seguridad de suministro y asequibilidad”.
Noruega encabeza la clasificación del índice, seguida por Nueva Zelanda y Francia. La lista de los diez países de mejor desempeño está dominada por los países de la UE y de la OCDE, con la excepción de Costa Rica y Colombia. El 41% del suministro energético de las diez principales naciones proviene de fuentes de energía bajas en carbono, en comparación con un promedio mundial del 28%.
La Unión Europea y los países nórdicos encabezan las clasificaciones, destacando la capacidad de las economías de sectores de servicios de priorizar las inversiones en el desarrollo de economías bajas en carbono y hacer frente al cambio climático mediante las energías renovables y la eficiencia energética. La búsqueda de sostenibilidad ha significado algunas concesiones en la asequibilidad de la energía, subrayando el debate en materia de políticas en Europa en momentos en que las compañías de servicios públicos y los consumidores se ven en dificultades ante los precios y el panorama incierto de las políticas.
El desempeño de los países BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) se ve afectado por la prevalencia de industrias de gran consumo de energía y alto nivel de emisiones. Brasil, clasificado 21º, es el país de mejor desempeño en este grupo, extrayendo un 50% más de PIB por unidad de uso energético que el promedio de los otros países BRICS. China, el mayor consumidor energético del mundo, ha logrado aumentar el acceso de su población a la energía pero sigue debatiéndose con crecientes importaciones de energía y niveles de contaminación.
Los sistemas de energía del Medio Oriente y África del Norte (MENA) se definen a grandes rasgos según la riqueza de recursos de la región, la prevalencia de subsidios energéticos y la ineficiencia energética que afecta al consumo y las emisiones. El análisis revela que esta región, clasificada como la mejor en cuanto a seguridad energética, presenta una disparidad en la distribución de los recursos ya que tres de los 17 países importan más del 90% de sus necesidades netas de energía.
El desempeño de los países ASEAN destaca la disparidad en la asignación de recursos en esta región, donde predominan los sistemas energéticos a base de combustibles fósiles. Se prevé que habrá un incremento de la demanda de energía, con un probable aumento consiguiente de la presión sobre estos sistemas energéticos. Las interconexiones de los sistemas de gas y electricidad en los planes de integración de ASEAN 2015 desempeñarán una función clave en la resolución de estas dificultades.
El desempeño en América del Norte presenta circunstancias contrastantes, desde la importación y dependencia de combustibles fósiles entre las naciones del Caribe hasta la riqueza de recursos de Canadá, Estados Unidos y México. Costa Rica registra resultados notables. Es uno de los dos únicos países de ingresos medios altos clasificados entre los principales diez y la estrategia de su gobierno tiene como finalidad hacer de Costa Rica el primer país del mundo neutro en carbono, con el 99% de la generación de electricidad proveniente de fuentes energéticas renovables.
El contexto de África subsahariana está marcado por el desafío del acceso a la energía. En promedio, el 39% de la población de la región tiene acceso a un suministro moderno de energía, en comparación con el 100% de acceso en los países de la OCDE. Sudáfrica logró aumentar las tasas de electrificación rural del 37 al 67% entre 2000 and 2010 pero, con una generación de electricidad dominada por el carbón, este país demuestra las complejas concesiones a las que hace frente la región en cuanto a equilibrar sus objetivos ambientales con los de acceso a la energía.
El informe manifiesta en sus resultados que muchos países en desarrollo continúan luchando por suministrar a sus ciudadanos recursos energéticos básicos, proporcionando electricidad a menos del 50% de su población total. También subraya la dependencia excesiva de muchos sistemas energéticos, con un 32% de países dependientes de importaciones para satisfacer más de la mitad de sus necesidades energéticas. Sin embargo, el comercio de energía puede tener repercusiones positivas tanto para los países importadores como para los exportadores, aunque puede suscitar riesgos económicos y de seguridad energética, en particular si dependen de pocos socios comerciales.
“Nuestro análisis llega a la conclusión de que no hay una sola vía a seguir: cada país tiene que trabajar con sus propios recursos y limitaciones, adoptando decisiones difíciles y haciendo concesiones”, dijo Arthur Hanna, Director General de Industria Energética de Accenture y miembro del Consejo de la Agenda Global sobre Nueva Arquitectura Energética del Foro Económico Mundial. “El índice ayuda a las naciones a determinar cuáles son los desafíos a los que hace frente en su transición energética y a suprimir las barreras principales al éxito, como los subsidios que distorsionan el mercado, la incertidumbre constante en cuanto a la política energética y los fondos para investigación y desarrollo de nuevas fuentes y tecnologías energéticas”.