Óscar Alonso

Hablamos con Óscar Alonso, Técnico del Área de Sostenibilidad y Eficiencia Energética del Instituto Tecnológico Hotelero (ITH), sobre la opción de certificar la sostenibilidad que tienen los hoteles, las auditorías energéticas que se realizan en estos establecimientos y la importancia que está adquiriendo la eficiencia energética dentro del sector.

ESEFICIENCIA: ¿Por qué considera que el sector hotelero debe apostar por los sistemas de certificación para avalar la sostenibilidad de los edificios?

Óscar Alonso: Certificaciones internacionales de sostenibilidad como LEED, BREEAM, Biosphere, PassivHaus, etc, están en boca de las empresas hoteleras y hacen que se planteen preguntas y dudas acerca de la capacidad de asumir las exigencias y los compromisos asociados a ellas. Y es que la eficiencia energética y el equilibrio entre la actividad empresarial y el entorno forman parte del debate de la industria turística y hotelera, preocupada no sólo por optimizar el uso de la energía y los recursos naturales, sino también por demostrar los logros que han sido capaces de conseguir.

Optar por sistemas de certificación tan ambiciosos para avalar los avances en sostenibilidad es un desafío al alcance de pocos, lo que no significa que los hoteles no puedan trabajar de forma seria y consistente en acreditar sus avances en esta materia. Lo esencial es poner los cimientos, a partir de una política de gestión sostenible trazable y realista, en consonancia con los objetivos de negocio y con las particularidades del entorno en el que está localizado el hotel.

ESEFICIENCIA: ¿Cómo afecta a vuestro sector la aprobación, el pasado 5 de abril, del RD 235/2013 sobre Certificación Energética de Edificios?

Óscar Alonso: A principios de este año, el sector hotelero asistió a la aprobación del RD 235/2013, del 5 de abril, que aprobaba el procedimiento básico para la certificación de la eficiencia energética de los edificios existentes y operativos, que ofrece un retrato puntual del nivel de eficiencia energética de las instalaciones de un hotel, calificándolas según una graduación, a partir de un baremo reconocible sobre su nivel de eficiencia.

Con esta nueva legislación, los hoteles se convirtieron en sujetos de nuevas exigencias en materia energética y dudaban cómo afrontar el proceso de certificación energética en un contexto de negocio en el que caben diversas opciones de gestión, como por ejemplo, management, arrendamiento, franquicia o propiedad.

Y lo cierto es que, aunque los hoteles no están obligados a disponer de certificaciones energéticas, son requisito indispensable en caso de que el inmueble destinado a uso hotelero cambie de propietario o arrendador, o cuando se lleven a cabo obras de rehabilitación. Este tipo de clasificación es un primer paso para conocer la situación del hotel en cuanto a emisiones se refiere y le muestra cual es el potencial de ahorro si mejora su equipamiento, opta por fuentes de energía alternativas, o mejora sus sistemas de gestión y ciertas rutinas de trabajo, lo cual no es más que el principio.

Las certificaciones energéticas de edificios recogidas en el RD 235/2013, en cualquier caso, no son una referencia universalmente aceptada y reconocida para medir la eficiencia energética de los hoteles; de hecho, la interpretación que el público en general da a la etiqueta (que incluye una letra y un código de colores) aún no está generalizada. Por otra parte, las certificaciones energéticas soslayan el hecho de que la mayoría de los hoteles de nuestro país no se construyeron siguiendo criterios de eficiencia, por lo que las calificaciones más altas se quedarán fuera de su alcance, diluyéndose, así, el efecto diferenciador frente a otros inmuebles.

Estos factores muestran que, como punto de partida, la certificación de edificios es interesante: las intenciones de las administraciones van por buen camino, pero tienen limitaciones. La certificación energética de edificios, tal y como está concebida, es genérica y no responde a las circunstancias particulares de cada hotel.

ESEFICIENCIA: En su opinión, ¿Qué objetivos deben tener los hoteles en materia de Eficiencia Energética y sostenibilidad?

Óscar Alonso: Hecha esa reflexión inicial sobre los retos que los alojamientos deben abordar en materia de eficiencia energética y sostenibilidad, a la luz de las certificaciones energéticas, los hoteles deben avanzar haciendo evaluaciones más profundas, que les permitan conseguir mejoras reales en materia de eficiencia energética, que contrapongan acciones e iniciativas específicas y sus resultados, lo que supera una mera clasificación por nivel de consumo o emisiones, como la que contempla el RD 235/2013.

ESEFICIENCIA: Entonces, ¿Considera que las auditorías energéticas que se realizarán a los hoteles serán beneficiosas a corto y medio plazo?

Óscar Alonso: Las auditorías energéticas ponen en perspectiva la coyuntura energética del hotel y sus objetivos, evaluando las instalaciones y equipamientos, las medidas necesarias para optimizar los consumos, y haciendo un estudio de viabilidad tanto técnica como económica, que establezca inversiones y periodos de retorno realistas y adaptados a las condiciones del hotel. Las auditorías son un paso necesario para conseguir mejoras perdurables y de verdadero impacto.

Auditar supone recoger datos sobre el potencial de ahorro de las instalaciones y los puntos críticos de consumo, para diseñar planes de acción integral y medidas específicas. Es una medida que depende del nivel de compromiso del hotel con la sostenibilidad, pero a medio plazo podrían ser obligatorias, especialmente si se tienen en cuenta los cambios regulatorios a nivel europeo.

Para un hotel, prepararse para ser objeto de una auditoría energética y recopilar información de valor, le sitúa en una posición de ventaja respecto a su competencia. De hecho, la normativa europea que impulsará la realización de auditorías a grandes empresas, al menos cada cuatro años, debe transponerse a la legislación española antes del 2015, de forma que toda empresa que aplique un sistema de gestión ambiental, reconocido internacionalmente, y que incluya también una auditoría energética mínima, será excluida de este supuesto. Por ejemplo, la ISO 14.001 cumple este requisito, y es además una herramienta que muestra el impacto de la actividad de nuestra empresa en el medio ambiente, contrastándolos con objetivos previamente fijados y sometidos a un proceso de mejora continua.

Se trata de que las empresas en general, y los hoteles en particular, tomen decisiones de negocio informadas, y que incorporen criterios de eficiencia energética en la gestión en el medio plazo. Andado este camino, las certificaciones de sostenibilidad internacionales es el siguiente paso lógico: las auditorías permiten sistematizar procedimientos de trabajo y gestión para hacerlos medibles, un factor clave a la hora de afrontar procesos de acreditación más complejos, como los de LEED, BREEAM o Biosphere.

ESEFICIENCIA: Y una vez obtenida una Certificación Energética, ¿Cuál es el siguiente paso? ¿Es importante documentar la sostenibilidad?

Óscar Alonso: Obtener una certificación no es una meta que se agota en sí misma, más bien supone cambiar toda la filosofía de gestión empresarial hacia un modelo sostenible, respetuoso con el entorno, y viable. Esta evolución tiene mucho sentido para el turismo y para los hoteles, porque los destinos son la piedra angular de la industria turística, y los alojamientos deben integrase en ellos para para diferenciarse ante la competencia en un mercado cada vez más exigente.

Para hacer esto, es necesario probar que los resultados de las auditorías son independientes, contrastables y comparables entre sí, y de esta forma entran en escena sistemas de evaluación o avales consensuados en forma de certificaciones medioambientales o de sostenibilidad.

ESEFICIENCIA: Finalmente, ¿Qué más aportan sistemas como LEED-VERDE, BREEAM o Biosphere frente a la certificación energética aprobada en el RD 235/2013 por las autoridades españolas?

Óscar Alonso: En su objetivo de mejora continua, que integra todas las dimensiones de negocio y del destino, desde la gestión de residuos, la relación con la población local y el entorno, el tipo de materiales usados en la construcción, rehabilitación y operativa de los edificios, entre otros.

Además, estos sistemas permiten certificar partes de un edificio o su totalidad, lo que permite abordar el proceso en fases, a partir de una planificación que combine y equilibre las prioridades de negocio, los imperativos medioambientales y la demanda de los clientes, siguiendo reglas claras y uniformes, reconocibles para todos los grupos de interés.

Existen varios estándares, todos ellos son aliados en el esfuerzo de demostrar el compromiso auténtico del hotel con la gestión sostenible, pero es importante decidir cuál retrata mejor los logros de cada hotel. La elección del estándar más adecuado dependerá, por tanto, de los criterios que mida y su pertinencia, del perfil y el origen del huésped, para quien será más familiar o reconocible aquella certificación promovida o más desarrollada en su entorno.

Ser sostenible es, por tanto, una carrera de fondo, en la que es importante avanzar con paso decidido y con el ritmo adecuado, registrando los hitos conseguidos para ser creíble. Los hoteles deben anticiparse a las exigencias de sus grupos de interés, a los que no les bastará la afirmación de que son eficientes, sino demandarán pruebas que así lo certifiquen.

 
 
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