La empresa vasca Tifell y el centro IK4-Ikerlan han desarrollado conjuntamente una novedosa caldera doméstica, llamada Biofell, más eficiente, menos contaminante y que permite utilizar como combustible el aceite de cocina usado permite usar el aceite de cocina simplemente tras filtrarlo y decantarlo. La caldera Biofell es, por tanto, una evolución ‘verde’ de las calderas convencionales, que funcionan únicamente a base de gasóleo C, una característica que la convierten en única en el mercado.
La caldera Biofell ya está disponible en el mercado, tanto para su uso doméstico como en hostelería, tras superar de forma satisfactoria un periodo de prueba de alrededor de un año. “Las acciones de demostración han sido positivas, ya que todos los usuarios han apreciado una reducción notable del consumo de combustible”, afirma José Manuel De la Iglesia, portavoz de Tifell.
Las calderas tradicionales queman el gasóleo con una relación aire/combustible fija, por lo que únicamente pueden utilizar gasóleo C y no ofrecen la posibilidad de emplear otro tipo de combustible. El dispositivo desarrollado por las entidades vascas permite añadir al gasóleo C aceites vegetales (soja, colza, etc.), o aceite de cocina usado, hasta un 50% de la mezcla total, con el ahorro de combustible que ello supone para el usuario.
Esto es posible gracias al desarrollo de un analizador que mide la viscosidad de la mezcla gasóleo/aceite que constituye el combustible. Una vez realizada esa medición, la caldera ajusta sus parámetros de funcionamiento para posibilitar una combustión correcta que, además, produce una muy baja cantidad de contaminantes.
Otras mejoras
El proceso de arranque de las calderas de gasóleo convencionales es problemático y contaminante, ya que las peores condiciones de combustión se dan en el encendido. La caldera desarrollada por las entidades vascas presenta otra novedad destacable relacionada con el quemador, un dispositivo que no es regulable en las calderas de gasóleo convencionales, ya que sólo tiene las posiciones de encendido y apagado.
La capacidad de modular la potencia del quemador es algo habitual en las calderas de gas, pero no en las de combustibles líquidos. Esta limitación obliga a multiplicar el número de arranques y paradas del quemador, lo cual resulta más contaminante. Además, precisamente para minimizar este número de arranques y paradas, las calderas cuentan con tanques de agua de gran tamaño que permiten mantener el quemador encendido un tiempo más largo sin sobrecalentar el agua. En consecuencia, las emisiones de las calderas de este tipo son muy elevadas y su eficiencia térmica es relativamente baja.
Para responder a este problema, Tifell e IK4-Ikerlan han desarrollado un quemador modulante, capaz de funcionar entre la potencia nominal y el 50% de la misma, lo cual le permite reducir de manera significativa la cantidad de arranques y paradas y, en consecuencia, el consumo de combustible.
De la Iglesia explica este avance con el siguiente ejemplo: “igual que en el motor de un coche, arrancar y parar constantemente conlleva un gran gasto de combustible. Nuestra caldera evita ese problema utilizando un ‘acelerador’ que permite quemar más o menos combustible, en función de las necesidades”.
Otra ventaja que ofrece la caldera Biofell es que permite conectarle, de manera sencilla, un sistema solar térmico, una prestación que contribuye a hacer de esta caldera un dispositivo altamente sostenible.
Ricardo Marín, responsable del proyecto en IK4-Ikerlan, considera que la caldera Biofell es “un dispositivo de elevada eficiencia, que produce muy baja contaminación y, además, permite utilizar combustibles renovables, como los aceites vegetales, lo cual la convierte en una caldera ‘verde’”. “Además”, prosigue, “una caldera que permite utilizar como combustible el aceite usado será de gran utilidad tanto en el ámbito doméstico como en el sector de la hostelería”.