En países como el Reino Unido, Países Bajos o Francia, el mercado es más sensible y muestra una disposición a pagar un premium por viviendas verdes. Asimismo, esta disposición a pagar funciona como un incentivo económico para las reformas de viviendas utilizando materiales más eficientes. Los países con un desarrollo de la normativa más incipiente, como España o Italia, van por detrás pero observan la misma tendencia de los pioneros.
Es una de las principales conclusiones del estudio del IESE “Climate Change Regulation: Energy Efficiency in Buildings in Europe”, patrocinado por Fundación Alcoa, que se presentó hace unos días hoy en la sede de la escuela en Madrid.
Los investigadores José Luis Moraga y Sebastián Curet, junto con el presidente de Alcoa España y vicepresidente de Alcoa Europa, José Ramón Camino de Miguel, y el director del Public-Private Sector Research Center del IESE, Xavier Vives, presentaron el estudio que explora los efectos económicos de la normativa en la UE sobre eficiencia energética de los edificios en el mercado y cómo influye en las decisiones de compra y de utilizar unos materiales u otros.
El estudio recoge datos de distintos países de la UE y analiza la evolución del mercado en distintos países europeos, así como su madurez en la aplicación de la Directiva Europea sobre el Rendimiento Energético de Edificios. La citada predisposición del consumidor supone un estímulo para el sector inmobiliario, cuya aspiración debería pasar por un futuro protagonizado por las smart cities o ciudades sostenibles.
Dado que los edificios consumen el 40% del total de energía y son responsables del 36% de las emisiones gases de efecto invernadero, la eficiencia energética en edificios es clave para alcanzar los objetivos de lucha contra el cambio climático.
Los autores analizan en qué estado se encuentran los planes para aplicar en cada país la nueva directiva de la UE sobre eficiencia energética de los edificios. Los pioneros en el ritmo de adopción de la nueva directiva son el Reino Unido, Países Bajos y Portugal. Además de ser los más rápidos, ilustran cómo se aplica y qué efectos tiene la regulación en los mercados. En el segundo grupo se encuentran países como Francia y Alemania, con una larga historia de regulación de la eficiencia energética a sus espaldas. Finalmente, en el vagón de los rezagados aparecen países reticentes a adoptar políticas nuevas, como España e Italia, obligados a darse prisa para ajustar sus políticas y mercados a la normativa europea.