La Fundación Renovables pide al Gobierno que, en el próximo Consejo de ministros de Energía de la Unión Euroepa, respete y defienda los objetivos europeos de ahorro y eficiencia energética del 20% para 2020, esenciales para disminuir la dependencia energética del exterior, reducir los costes de la energía y alcanzar los objetivos de lucha contra el cambio climático. Según un documento interno de la Comisión Europea, al que ha tenido acceso la Fundación Renovables y que adjuntamos, el pasado 19 de abril el Consejo informal de ministros responsables de Energía de la UE rebajó los objetivos de ahorro de la propuesta de Directiva de Eficiencia Energética cerca de un 62%, reduciendo los 151,5 Mtep previstos a 58,1 Mtep como objetivo para 2020. Se da la circunstancia de que la propuesta de nueva Directiva fue una iniciativa de la Comisión Europea para asegurar el cumplimiento del objetivo de ahorro del 20% de consumo de energía en 2020 al que se comprometieron todos los Estados miembros y permitir alcanzar objetivos incluso más ambiciosos. La Comisión, ante la evidencia de que las medidas adoptadas por los gobiernos europeos solo permitirían cumplir la mitad del objetivo original del 20%, lanzó en su día esta propuesta de nueva Directiva con medidas más decididas y mayores objetivos.
Ahora el acuerdo del Consejo informal cuestiona el cumplimiento de los objetivos energéticos de la Unión Europea, pues al rebajar significativamente el de ahorro energético, no solo será imposible cumplir en 2020 el reducir un 20% el consumo de energía sino que será difícil cumplir, a su vez, el 20% de consumo de renovables y el 20% de reducción de emisiones de CO2 ya que la mayor eficiencia energética condiciona el éxito en los otros dos objetivos. Según cálculos de la Comisión Europea, el cumplimiento del objetivo de ahorro del 20% de energía en 2020 sería suficiente para lograr una reducción de emisiones del 25%, por lo que la eficiencia energética es una herramienta imprescindible para que Europa pueda continuar liderando la lucha mundial contra el cambio climático.
La política energética de Europa del 20+20+20 en 2020 queda así en peligro de incumplimiento ante la adopción de políticas que alientan la continuidad de una economía basada más en el uso de los combustibles fósiles y en la dependencia de las importaciones energéticas, relegando la que debe considerarse como primera riqueza energética, que es el ahorro y la eficiencia. En el Consejo informal de energía han predominado los criterios de los lobbies eléctricos y de grandes consumidores, contrarios a un cambio de modelo energético.
La significativa rebaja a los objetivos de la propuesta de Directiva de Eficiencia se centra en la reducción de los compromisos de las administraciones públicas en los edificios públicos y en la contratación pública, en reducir los objetivos de ahorro que se establecían para las compañías distribuidoras y en retirar la obligatoriedad de la cogeneración. No resulta difícil saber de dónde vienen las resistencias al fomento del ahorro de energía.
Si hasta ahora, según el análisis de la Comisión Europea, sólo se cumpliría la mitad del objetivo para 2020, de triunfar este acuerdo no se cumplirá ni el 50%. En un contexto de precios elevados de los combustibles fósiles y de fenómenos climáticos que hacen más grave la dependencia energética de Europa, no se entiende que los Estados miembros rechacen objetivos más ambiciosos y que van a ser necesarios en esta misma década.
La Directiva ya no se va a aprobar en la presidencia danesa. Es un fracaso de Dinamarca que, en su semestre, había hecho de esta Directiva un objetivo importante y un éxito de las compañías distribuidoras y comercializadoras de energía, empeñadas en retrasar todo lo que suponga reducciones en su facturación.
No se conoce cuál ha sido la posición de España, pero a la vista de las medidas adoptadas de moratoria renovable, anulación de los fondos destinados a los planes de ahorro y eficiencia energética y el apoyo a un mix basado en los combustibles fósiles y la energía nuclear, no parece que el ahorro de energía sea una prioridad en estos momentos. Es más, como efecto de la crisis y el descenso de la demanda energética, España se ha instalado en la complacencia de pensar que vamos muy adelantados en los objetivos de 2020 y que podemos permitirnos no hacer nada hasta 2017 porque vamos por delante de Europa cuando en realidad todas las tecnologías van con retraso en su cumplimiento respecto a la senda indicativa que se estableció en el PANER.
Este espejismo de la complacencia oculta que nuestra mayor dependencia e intensidad energética supone una grave pérdida de competitividad con la UE y haríamos bien en ser más ambiciosos en aquellas tecnologías que dominamos y no importamos como son las de la eficiencia energética y las de las renovables y no quedarnos en objetivos de mínimos cuando tenemos capacidad para mucho más.
“Es llamativo que un gobierno empeñado en recortar y ahorrar en todo desprecie el ahorro de energía. España debería ser la primera en defender políticas y objetivos más ambiciosos de ahorro y eficiencia energética, ya que importamos el 87% de la energía que consumimos y que tenemos una intensidad energética un 20% superior a la media europea”, ha declarado Javier García Breva, presidente de la Fundación Renovables.
La Fundación Renovables reclama del Gobierno una profunda reforma energética con decididas políticas de ahorro y eficiencia porque recortar y paralizar más renovables, que es lo que se ha hecho hasta ahora, no supone sino retrasar las decisiones que pongan a disposición de la economía española y de la creación de empleo un modelo energético basado en el ahorro de energía y en las tecnologías renovables que constituyen el principal cambio tecnológico del siglo XXI.