El pasado 4 de noviembre, en la inauguración de la tercera Conferencia de la Plataforma de Edificación Passivhaus celebrada en Segovia, el consejero de Fomento y Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León, Antonio Silván, indicó que ya está trabajando para que en 2018 los edificios públicos de la comunidad puedan cumplir la directiva europea 2010/31 y tengan un consumo de energía casi nulo, objetivo que se alcanza a todos los nuevos inmuebles privados en 2020.
Para Silván, su departamento está haciendo los «deberes» y mantiene su compromiso con la eficiencia energética y la sostenibilidad. El consejero destacó la puesta en marcha de iniciativas establecidas en la Ley de Vivienda en materia de energías renovables, rehabilitación e inspección técnica de edificios o la certificación medioambiental.
Conferencia Passsivhaus
El presidente de la Plataforma de Edificación Passivhaus, Javier Crespo, indicó que la iniciativa está dando sus primeros pasos en España y que el reto se centra ahora en acercarlo al máximo de comunidades autónomas. En 2012, según indicó Crespo, estará disponible en castellano el programa informático específico para el cálculo de las denominadas 'casas pasivas', lo que permitirá extender este estándar de construcción.
En la actualidad, el estándar de la Plataforma de Edificación Passivhaus está introducido en más de 50 países y cuenta con alrededor de 20.000 edificios realizados y más de un millón de metros cuadrados útiles certificados. Está muy implantado en Alemania y Austria y será obligatorio en Bélgica en 2015. En España sólo hay por el momento dos edificios con esta certificación, en Granada y en Navarra, aunque ya existen numerosos inmuebles de este tipo en construcción.
Crespo explicó que esta nueva modalidad sigue la senda por la que se dirige la construcción actual. «Se busca la mejora del envolvente del inmueble, el aislamiento y las ventanas, el control de filtraciones de aire indeseadas y de los puentes térmicos, lo que posibilita que con un sistema sencillo el edificio no requiera ningún sistema de climatización y la demanda de energía sea muy baja», detalló.
El presidente de Passivhaus aseguró que las construcciones pasivas son una inversión de futuro que requieren de poco tiempo para obtener rendimiento. Crespo reconoció que construir un edificio con este estándar supone un sobrecoste de alrededor del 10% respecto a uno tradicional, pero se compensa con una reducción de la factura energética «del orden de la décima parte», de manera que en diez años queda amortizada la inversión, especialmente ante el elevado precio de la energía y la previsible subida del mismo.
«El dinero se recupera muy pronto -comentó Crespo-. La gente ha de ser consciente de que el edificio cuesta no sólo por la construcción, sino además por su mantenimiento, por la factura energética a lo largo de toda su vida útil».
Jesús Soto, vicepresidente de la asociación, subrayó en este sentido que los edificios que se construyan hoy día sin parámetros de eficiencia energética o de consumo de energía casi nulo «ya son viejos, y lo serán sin duda en 2020», con lo que su valor se depreciará rápidamente.
A la conferencia acudieron cerca de doscientos técnicos y profesionales de múltiples sectores relacionados con la construcción y sus industrias auxiliares para dar a conocer el estándar y sus ventajas presentes y futuras. En la misma también presentó los veinte proyectos seleccionados en el Concurso Iberoamericano Passivhaus, en el que han participado Chile, España, Méjico y Portugal. Entre los proyectos se encuentra el realizado por el estudio catalán Garraux Carrera Arquitectes, denominado 'Con vistas al futuro', que junto con los otros 19 seleccionados, iniciarán una exposición itinerante que coincidirá con las jornadas técnicas de la Plataforma, en las diferentes delegaciones que decidirá la asamblea el próximo mes de febrero.