Con motivo de la inauguración de la feria Expobioenergía en Valladolid el pasado 18 de octubre, su presidente, Javier Díaz, consideró que la bioenergía es un sector capaz de encontrar soluciones para abaratar los gastos familiares, los de las empresas y los de los ayuntamientos. La adaptación es una cualidad necesaria para navegar en el mercado de la incertidumbre y en la bioenergía, las antiguas empresas de venta y suministro de carbón y leña, reconvertidas en comercializadoras de calderas mudan hacia la gestión de servicios energéticos. Es la forma de continuar cuando los clientes se mueven con menos dinero en el bolsillo y sin posibilidades de financiación.
Sobre los gobiernos municipales, Díaz habló en concreto sobre los problemas del gasto corriente, «que se lleva una parte importante del dinero público y que podrían ahorrarlo con calderas de biomasa en edificios», comentó.
El ejemplo de Valladolid
El Ayuntamiento de Valladolid, sin ir más lejos, presenta en sus planes de ahorro energético el cambio de calderas en el edificio de Casa del Barco para usar biomasa como combustible. Se han instalado dos calderas que operan mediante la prestación de servicio en la modalidad de pago por consumo de energía, a través de una empresa de gestión de servicios energéticos. Este medio permite el pago de la inversión a lo largo del periodo de amortización económica, sin desembolso en el momento de la instalación.
Está previsto un ahorro de 60.000 euros a las arcas municipales en los 15 años de vigencia del contrato. La inversión efectiva realizada en la ejecución de la sala de calderas ha sido de 98.064 euros. De esta forma se aprovecha además la biomasa de los montes municipales del Pinar de Antequera, el Pinar de Esparragal y restos de poda de árboles en la capital.